Con la recuperación-restauración de parte de este importante humedal situado en el Alto Jiloca (valle que separa las dos ramas de La Ibérica Turolense ); y si se logra obtener un equilibrio entre las actividades de gestión (de hábitat, de usos de aguas, agrícola-ganadera, cinegética, vigilancia y seguimiento), junto con el uso público y la conservación de la naturaleza; las aves disponen de un lugar privilegiado tanto en sus desplazamientos migratorios, como para estancia en el periodo de cría e invernada.
Por las observaciones realizadas en los últimos años por ornitólogos y aficionados; y más concretamente, en los periodos en los que se han mantenido zonas inundadas del antiguo lecho lagunar; a la cohorte de aves típicas de zonas cerealistas y esteparias, y de la media montaña que las circundan, se suman un gran número de especies afines a los ambientes acuáticos, tan mermados históricamente.
Garza real Ardea cinerea
La proximidad de La Cuenca de Gallocanta, junto con el prometedor futuro de La Laguna del Cañizar, puede llevar a convertir a las últimas estribaciones del Sistema Ibérico Turolense en un de los puntos de referencia para la ornitología peninsular por su variedad, calidad y cantidad de ambientes que alberga.
Con los trabajos de restauración que se vienen realizando desde el año 2006 la respuesta de las aves ha sido muy positiva, recalando en la laguna numerosas especies propias de estos ecosistemas tanto en el paso migratorio prenupcial como el postnupcial.